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Mostrando entradas de marzo, 2025

MI HISTORIA CON EL DEPORTE

          Mejor decirlo abiertamente, sin rodeos: el deporte nunca ha sido lo mío. Ya desde pequeño, los otros niños del barrio venían a buscarme para jugar a mil cosas, pero nunca me buscaban cuando el plan era jugar al fútbol. Las veces que lo intenté lo único que hacía era estorbar en todas partes y hacer que los demás se enfadasen conmigo por torpe. Recuerdo que cuando llegaba el momento en el que los capitanes de los equipos iban eligiendo jugadores, a mi siempre me dejaban para el último. Me elegían porque no tenían más remedio, y porque sus madres les habían dicho que no estaba bien discriminar a nadie y que teníamos que jugar todos juntos. Esa obsesión tan de madre de querer que todos nos llevemos bien. La cosa es que, en realidad, yo estaba deseando que me discriminasen. Lo pasaba fatal jugando al fútbol; me producía muchísima tensión. Cada vez que la pelota venía hacía mí, yo me encogía sobre mi mismo y me quedaba paralizado. La presión era horrib...

EL DOCTOR ESTIVILL Y EL LIBRO QUE SALIÓ POR LA VENTANA

       Cuando estás a punto de ser padre por primera vez, una serie de preocupaciones y temores te invaden la cabeza nublando tu mente, haciendo que tus niveles de estrés se disparen y la ansiedad te chorree por las orejas. Una de las cosas que nos preocupaban a mi mujer y mí era el asunto del no poder dormir por las noches, sobre todo porque mucha gente se había encargado de meternos el miedo en el cuerpo haciéndonos saber lo terrible que resultaba esa etapa. (Spoiler para quienes lean esto y aún no hayan tenido hijos y quieran tenerlos: todo lo que os cuenten al respecto a lo de no poder dormir se queda corto; es mucho peor de lo que cuentan).   “Aprovechad ahora y dormir todo lo que podáis porque, en cuento nazca el bebé, eso se acabó” , nos decían. “¿Dormir? Yo ya ni me acuerdo de lo que es eso” . “Nosotros casi nos separamos por culpa de la falta de sueño” . Todo lo que nos decían eran cosas por el estilo. Una vez incluso quedé con un amigo que acab...

LA MANTA ELÉCTRICA Y EL MÁS Y MEJOR

     En casa tenemos una manta eléctrica. No me gusta. No me gusta nada. Nunca me han gustado las mantas eléctricas. La sola idea de una manta eléctrica ya me inquieta. Desde que la inventaron nos la han vendido como el culmen de la civilización y prosperidad humana, de la comodidad y el bienestar; la prueba irrefutable de que nuestra evolución como especie ha sido un éxito. Nunca lo he visto así. Para mí, una manta eléctrica no es más que una manta normal pero que, por usarla, tienes que pagar más en la factura de la luz y, además, asumir el riesgo de morir electrocutado mientras duermes.        Mis padres tienen una desde hace mucho tiempo. Están encantados con su manta eléctrica. Bueno, en realidad, todo el que se compra una está encantado con ella. ¡Claro! Te has gastado el dinero y ahora solo puedes decir que es una maravilla; de lo contrario quedarías como un idiota. A día de hoy mis padres aún conservan esa manta; y hablan de ella como si fuera ...